El verano y su importancia en la historia de la humanidad

El verano o estío es una de las cuatro estaciones. Es la más cálida de todas. Sigue a la primavera y precede al otoño. El verano se caracteriza porque los días son más largos y las noches más cortas. Astronómicamente, el solsticio de verano marca el comienzo de esta estación y el equinoccio de otoño marca el término de esta estación y el comienzo del otoño. En diversas culturas, las estaciones comienzan en diferentes fechas, basadas en fenómenos astronómicos o meteorológicos. Sin embargo, cuando el verano ocurre en el hemisferio sur es invierno en el hemisferio norte. Según se observe, el verano puede ser boreal, cuando ocurre en el hemisferio norte, o austral, cuando ocurre en el hemisferio sur. Al igual que otras estaciones, el verano también tiene una relevancia mayor para la humanidad desde tiempos antiguos.

Los Aztecas, el verano y la agricultura

Las ceremonias propiciatorias de la lluvia y la fertilidad formaban el núcleo del ritual azteca; representaban también la parte más antigua de la estructura compleja de las fiestas del calendario. La preocupación por la lluvia (solsticio de verano) resultaba lógicamente del carácter agrícola de la sociedad azteca. El culto de la fertilidad es uno de los fenómenos más extendidos en las sociedades agrarias en todo el mundo, mientras que por otra parte, recibió su énfasis particular de las condiciones climáticas de la altiplanicie de México Central. Se realizaban fiestas a los dioses de la lluvia, del agua, del maíz y de la vegetación en el verano azteca. Estas formaban un conjunto de creencias y rituales arraigados en la importancia para la agricultura que le daba esta cultura prehispánica.

Al Dios Tláloc “Tlamacazqui”, “el proveedor divino” se le atribuía la lluvia; creaba y mandaba a la tierra la lluvia y el granizo, hacía brotar, crecer y florecer los árboles, la hierba y el maíz. El dominio del dios Tláloc era estaba representado como un lugar de abundancia, frescura, verano perpetuo y felicidad eterna.

Fuente: Elaboración propia y con datos de http://sgpwe.izt.uam.mx/files/users/uami/ifig/Los_aztecas_y_los_solsticios.pdf